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No existe un mal detective

La Verdadera Naturaleza de los Detectives: Héroes Anónimos en una Sociedad de Espejos


En un mundo saturado de series de televisión y novelas policiales, se ha creado una imagen casi mítica del detective: un solitario de gabardina, con un don innato para resolver enigmas. Sin embargo, la realidad de esta profesión es mucho más compleja y fascinante, aunque sin perder esa chispa de misterio que tanto nos atrae.


Primero, una aclaración crucial: no existe el mal detective. Sí, lo has leído bien. Esta afirmación puede sonar exagerada, pero la naturaleza misma del trabajo de detective convierte esta profesión en un verdadero filtro de vocación y dedicación. La exigencia y el sacrificio necesarios para ser un buen detective eliminan a aquellos que no están realmente comprometidos. Es un trabajo que requiere una mezcla de estrategia, habilidades en el trabajo de campo y un conocimiento especializado que no se adquiere de la noche a la mañana.


Hablamos de profesionales que se especializan en áreas tan diversas como el fraude, delitos de propiedad intelectual e industrial, investigaciones internas, entre otros. Cada detective es una pieza clave en el complejo rompecabezas de la justicia y la verdad. Su formación y experiencia los convierten en expertos insustituibles, cada uno brillando en su propia especialidad.


Irónicamente, en un país con más de 47 millones de habitantes, solo somos 1.200 detectives en toda España. Sí, un número diminuto que podría hacer pensar que somos una especie en peligro de extinción. Pero, lejos de eso, la realidad es que todos tenemos trabajo. Y no es para menos, considerando la confianza y la demanda que nuestra sociedad deposita en nosotros.


Los detectives no solo resolvemos casos; somos guardianes de la verdad en una era de desinformación. Cada investigación es un testimonio de nuestra dedicación y pasión por la justicia. Nuestro trabajo no es solo una carrera, es un llamado que pocos pueden ignorar.


Es por esta razón que la noción de un "mal detective" se disuelve en el aire como el humo de un cigarrillo en una película noir. La vocación y el sacrificio necesarios para llegar a ser un detective son tan elevados que solo aquellos que realmente valen permanecen en esta profesión. En otras palabras, la profesión misma es una garantía de calidad.


Así que, la próxima vez que veas a un detective en una serie de televisión o en una novela, recuerda que detrás de esa representación hay una realidad mucho más dura y admirable. Los detectives no solo existimos; prosperamos y continuamos siendo pilares de la verdad y la justicia en una sociedad que, a veces, parece haber perdido su rumbo.


Nosotros, los 1.200 héroes anónimos, seguiremos aquí, trabajando en las sombras, pero siempre con la luz de la verdad como guía.


No somos tantos como para montar un sindicato de detectives estrella, pero cada uno de nosotros lleva consigo una estrella de compromiso y profesionalismo que brilla con intensidad en cada caso que tomamos.



Lola Murias

CEO Descubro B2B

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