1. Presta atención a las condiciones de uso. Es decir, revisa bien qué información tienes que dar para utilizar ciertos dispositivos con conexión a Internet o descargarte una nueva aplicación. Investiga sobre el proveedor y no des ninguna información y dato que no quieras dar.
2. Echa un vistazo a la configuración de tu cuenta. En todas tus redes sociales, en la aplicación del banco, allí donde hayas realizado alguna compra. Asegúrate que tienes bien configurada tu cuenta para que tus datos sean lo más privados posible.
3. Pon orden en tus cuentas. Revisa y haz limpieza general si tienes cuentas que hace mucho tiempo que ya no utilizas o que no te interesan. Intenta eliminar toda tu información en ellas y, si no puedes, al menos deja la mínima información.
4. Ten siempre al día tus aplicaciones y sistemas operativos. Es un buen método para conseguir sistemas de seguridad mejores en tu ordenador, tablet o smartphone.
5. ¡Vigila los WiFi abiertos! Sí, sabemos que la tentación es fuerte cuando nos sale una notificación de que podemos conectarnos a una red inalámbrica gratis. Pero, ¡cuidado! Estas redes son las más peligrosas porque no sabes quién hay detrás de ellas y tus datos pueden quedar al descubierto fácilmente.
6. Actualiza tus contraseñas. Y utiliza más de una. Sabemos que es muy cómodo tener la misma contraseña para todas tus cuentas pero también facilitas el trabajo de los hackers, que con descubrir una, tendrán acceso a todos tus datos. Además, es importante que las vayas renovando cada cierto tiempo.
7. Cierra siempre las sesiones. Si utilizas un dispositivo que no es el tuyo, acuérdate siempre de cerrar sesiones una vez hayas acabado. De lo contrario, facilitarás a todo el mundo que entre en tus cuentas sin problema y tenga acceso a tus datos personales.
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